Pruebas de usabilidad
Las pruebas de usabilidad son una herramienta clave para entender cómo las personas interactúan con un producto digital. Permiten identificar obstáculos en la experiencia del usuario y encontrar oportunidades de mejora, antes o después del lanzamiento. A continuación, se presenta algunos elementos que ayudan a que estas pruebas sean eficaces.
1. Pruebas moderadas y no moderadas
Existen dos tipos principales de pruebas de usabilidad:
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Moderadas: se realizan con la presencia de una persona facilitadora (moderador/a), quien guía al participante, observa su comportamiento y puede hacer preguntas aclaratorias. Se llevan a cabo en tiempo real, ya sea de forma presencial o remota.
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No moderadas: el participante realiza la prueba por su cuenta, siguiendo instrucciones previamente definidas. Este tipo de prueba se graba para su análisis posterior. Es útil cuando se necesita rapidez o cuando no es posible acompañar en vivo.
La elección entre una y otra depende del objetivo, el tiempo disponible y los recursos del equipo.
2. Tareas y criterios de éxito
Una prueba de usabilidad se estructura alrededor de tareas concretas que la persona usuaria debe intentar completar. Estas tareas deben representar acciones reales que alguien haría con el producto, como “buscar un artículo específico” o “llenar un formulario”.
Para cada tarea, es importante definir:
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Qué debe lograr la persona (objetivo).
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Qué se considera una tarea completada con éxito (criterio de éxito).
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Qué margen de error es aceptable (por ejemplo, cuántos pasos extra puede dar sin desviarse del objetivo).
También es útil medir el tiempo que tarda en completarla o si necesita ayuda para lograrlo.
3. Herramientas útiles
Diversas plataformas permiten diseñar, ejecutar y analizar pruebas de usabilidad. Algunas de las más utilizadas son:
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Maze: permite crear flujos interactivos y obtener métricas de usabilidad con usuarios remotos. Ideal para prototipos y pruebas no moderadas.
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Lookback: facilita pruebas moderadas y grabaciones con comentarios en tiempo real. Funciona bien para observar comportamientos y recoger impresiones mientras la persona navega.
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UsabilityHub: ofrece pruebas rápidas como tests de clics, preferencia visual o primeros 5 segundos. Es útil para validar decisiones de diseño puntuales.
Estas herramientas ayudan a simplificar el proceso y documentar los resultados de forma organizada.
4. Análisis de hallazgos y mejoras
Una vez terminada la prueba, el análisis debe centrarse en los comportamientos observados más que en opiniones personales. Algunas preguntas útiles para orientar la revisión son:
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¿Cuáles tareas generaron más fricción?
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¿En qué momentos las personas dudaron, se detuvieron o tomaron decisiones inesperadas?
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¿Qué errores se repitieron entre varios participantes?
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¿Hubo elementos que funcionaron mejor de lo esperado?
A partir de los hallazgos, se pueden priorizar mejoras. No todo problema requiere rediseño completo; a veces, pequeños ajustes de texto, jerarquía visual o navegación son suficientes para mejorar la experiencia.
Conclusión
Hacer una prueba de usabilidad no requiere infraestructura compleja. Con una buena preparación, tareas claras y una observación atenta, es posible obtener información valiosa para diseñar productos más accesibles, comprensibles y útiles. Lo importante es mantener el foco en cómo las personas realmente usan lo que se ha creado, y no solo en cómo fue pensado.